
En primera persona, Nicolás Morcillo, médico del área de Neonatología del Hospital Garrahan desde hace 15 años, cuenta cómo es trabajar con recién nacidos de alto riesgo, el impacto emocional en las familias y cómo los recortes del gobierno afectan la salud pública.
Enfermera del Garrahan trasladando bebe en incubadora. foto gentileza borderperiodismo.com
En Orsai // Miercoles 25 de junio de 2025 | 08:30
(Por Enorsai - 30 de junio de 2025) "Cuando un bebé nace con una condición compleja, lo que más necesitan los padres es contención. Y nosotros tratamos de transmitirles confianza, sin mentir, pero también sin hundirlos."
— Nicolás Morcillo, neonatólogo del Hospital Garrahan
¿Qué se siente atender a un bebé recién nacido que necesita cuidados intensivos? ¿Cómo se le explica a una madre o un padre que su hijo no va a salir del hospital en unos días, sino en semanas o meses? ¿Y cómo mantiene uno la calma y la empatía cuando día a día vive situaciones tan extremas?
Para responder estas preguntas, hablamos con Nicolás Morcillo , neonatólogo del Hospital Garrahan desde hace 15 años. Su trabajo implica no solo tratar a bebés con condiciones médicas complejas, sino también acompañar a familias angustiadas , muchas veces provenientes de otros hospitales donde no pude dar respuesta a problemas de salud del recién nacido.
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Morcillo lleva más de una década trabajando en la Unidad de Neonatología del Hospital Garrahan , uno de los centros de referencia en pediatría en Argentina. Allí atiende a bebés con patologías graves, muchos de ellos derivados de otras instituciones del país por falta de recursos o especialistas.
"Los pacientes que llegan acá vienen de otros centros porque necesitan cuidados que no pueden recibir en el lugar donde nacieron."
Entre las razones más comunes de internacionalización están:
Su trabajo no es solo médico: también es emocional. “Nos toca acompañar a las familias, establecer vínculos de confianza y explicarles la realidad sin mentir, pero tampoco hundiéndolos”, asegura.
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Las familias llegan con mucha incertidumbre, muchas veces después de un parto inesperado o traumático. La noticia de que su bebé debe ser trasladado al Garrahan genera un estado de alerta constante.
"Muchas veces pasan días, incluso semanas, internados. El sentimiento fluctúa: a veces hay esperanza, otras desesperanza. Nosotros tenemos que estar ahí, hora a hora, día a día."
Morcillo reconoce que el desafío más grande no siempre es clínico, sino emocional: mantener la calma, escuchar, explicar y sostener una relación transparente con quienes viven una situación límite.
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A pesar del compromiso profesional y humano del equipo, el impacto de los recortes del gobierno nacional ya se empieza a notar:
"Antes todos querían trabajar aquí. Ahora algunos residentes prefieren irse a hospitales privados por el tema salarial".
Morcillo, aunque sigue trabajando con pasión y orgullo, admite que hay una grieta emocional en el ambiente médico:
"Hasta hace poco nadie se preguntaba si quería seguir trabajando aquí. Ahora sí."
Padre de dos hijos, Nicolás confía que su experiencia como padre influye directamente en su forma de tratar a los bebés y sus familias. Pero también reconoce que hay una diferencia notable entre los bebés internados y los suyos en casa.
"Los bebés que están internados se portan mucho mejor", bromea.
Este doble rol le permite entender con mayor profundidad lo que viven los padres, y eso marca una diferencia en el trato cotidiano.
Medicosdel Garrahan en acción.
Durante su charla en Radio Con Vos , Morcillo reflexionó sobre varios puntos clave:
¿Cómo manejan la presión emocional?
"Lo emocional es fundamental. Si vos no estás bien, difícilmente puedas acompañar a una familia en crisis".
¿Se puede construir confianza en medio de la incertidumbre?
"Sí, pero hay que ser sinceros. No se puede mentirle a una familia, pero tampoco dejarlos sin esperanza".
¿Hay diferencia entre un hospital público y uno privado?
"Acá trabajamos con pasión y orgullo. Pero hoy, por el contexto, muchos se empiezan a preguntar si vale la pena seguir."