Entre la arremetida legislativa y la propuesta de dolarización de Milei, se vislumbra un escenario donde el capital concentrado, desatendiendo las necesidades de la sociedad, busca consolidar "derechos adquiridos" a expensas de la estabilidad económica y la autonomía nacional.

La noción errónea de que los grandes intereses buscan un saqueo temporal se desvanece ante la realidad: lo que se disputa es el control permanente de las fuentes de riqueza del país. La Ley Ómnibus, respaldada por el gobierno, refleja aspiraciones corporativas específicas que buscan afianzarse como actores centrales en la estructura económica de Argentina.

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Esta lucha por "derechos adquiridos" recuerda las privatizaciones de los años '90, donde la apropiación de activos estatales no era simplemente adueñarse de bienes, sino asegurarse flujos constantes de ganancias ligadas a necesidades básicas de la población. La actual batalla se presenta bajo la apariencia de leyes generales, pero en realidad, son concesiones diseñadas a medida para satisfacer intereses particulares.

La resistencia social, encabezada por movilizaciones y la intervención de diversos grupos con agendas propias, revela la hipocresía de ciertos sectores de la clase dominante que apoyan recortes de gastos y aumentos de ingresos siempre y cuando no afecten sus propias ganancias.

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La Ley Ómnibus refleja la falta de visión estratégica de quienes la diseñaron, mostrando un cortoplacismo ajustador que choca con los intereses reales de la sociedad. La movilización de diversos lobbies empresariales, respaldados por partidos amigos del gobierno, demuestra la resistencia a que el ajuste recaiga exclusivamente sobre los sectores más vulnerables.

En este complejo escenario, la figura de Milei, respaldada por una popularidad inesperada, emerge como un vehículo para la aprobación de los "derechos adquiridos" del capital concentrado. Su obsesión por la dolarización, promoviendo medidas que afectan a la mayoría de la población, plantea serias interrogantes sobre la viabilidad económica y la pérdida de soberanía monetaria.

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En última instancia, la voracidad corporativa y la desconexión del capital concentrado con la realidad social amenazan con sumir a Argentina en un abismo económico, donde la lucha por "derechos adquiridos" desdibuja la verdadera urgencia: preservar el poder corporativo a expensas de la mayoría de la sociedad.

Fuente: El Cohete a la Luna

https://www.elcohetealaluna.com/derechos-adquiridos-ya/

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