En apenas 60 días de gestión, el gobierno de Javier Milei ha establecido un ritmo sin precedentes al aprobar un Organismo Genéticamente Modificado (OGM) cada diez días. Sin embargo, la última aprobación, una soja resistente a herbicidas, solo podrá ser importada y no sembrada en el país. ¿Qué impulsa esta decisión aparentemente contradictoria?
Redacción EnOrsai // Viernes 09 de febrero de 2024 | 16:14
En una inusual carrera por la aprobación de transgénicos, el gobierno de Javier Milei ha superado expectativas al autorizar un OGM en promedio cada diez días desde el inicio de su mandato. Este hito sorprendente ha sido marcado por la reciente aprobación de una soja transgénica resistente a herbicidas, aunque con una peculiaridad: solo estará disponible para importación, no para la siembra local.
La variante de soja, acumulando los eventos MON-87751-7 x MON-87701-2 x MON-87708-9 x MON-89788, ha sido objeto de análisis durante al menos ocho años. Presentada originalmente por la extinta Monsanto en 2018 y posteriormente adquirida por Bayer, esta soja nunca obtuvo autorización para la siembra en Argentina, incluso llevando a la destrucción de ensayos locales en 2016.
La disposición, firmada por el subsecretario de Bioeconomía, Pablo Nardone, ha despertado críticas y cuestionamientos sobre la utilidad de aprobar un transgénico exclusivamente para fines agroindustriales, sin permitir su cultivo a nivel local. Según la Secretaría de Agricultura, la autorización tiene como objetivo facilitar las importaciones de soja, que experimentaron un aumento significativo después del declive productivo en la campaña 2022/23, cuando la producción local de soja se redujo a la mitad.
Esta peculiar aprobación levanta interrogantes sobre la posibilidad de que embarques ya realizados estén siendo cubiertos retroactivamente por esta resolución. La vieja razón social Monsanto Argentina SRL, ahora desempolvada, solicitó la autorización comercial con el propósito de utilizar el material como materia prima para la agroindustria y fines alimentarios.
El subsecretario Nardone admitió que la medida busca mejorar la oferta de soja importada, maximizando la capacidad instalada en Argentina. Sin embargo, la restricción de la siembra local genera escepticismo entre los productores argentinos, quienes se preguntan sobre la verdadera motivación detrás de esta decisión gubernamental.
Aunque la disposición destaca los beneficios agronómicos de la nueva soja, que brinda protección contra insectos y permite un manejo más eficiente del cultivo, esta descripción queda en el papel para los productores locales, ya que no podrán sembrar esta variedad en sus campos.
En resumen, mientras el gobierno de Milei celebra un récord en la aprobación de transgénicos, la aprobación de una soja solo para importación plantea dudas sobre la coherencia y los verdaderos intereses detrás de esta decisión, dejando a los productores locales con las ganas de aprovechar las supuestas ventajas agronómicas de este OGM.
Fuente: Bichos De Campo
DESIDIA
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