Preanuncios de caos inminente y exigencia de mejora a los acreedores
COMUNA (Comunicadores de la Argentina) // Martes 21 de abril de 2020 | 20:58
Panorama “letal” para mayo/junio; riesgo de caos y estallidos; probable “cataclismo”; panorama “pavoroso”; “turbulencia fenomenal”: los medios opositores y sus columnistas están cerca de quedarse sin palabras para reclamarle a Alberto Fernández un cambio de dirección, que proteja a los empresarios y que contente aunque sea un poco a los acreedores externos.
La fórmula de hacer coincidir títulos, aplicada a mitad de semana con la cotización del dólar, se repite el domingo 19.4: suba de cheques rechazados y país “entre la peste y el default” en títulos destacados de La Nación; la mayor parte de empresas ve caer producción y ventas, en Clarín; “empresas sin oxígeno”, en Perfil; la supuesta receta de la OMS para la salida completa de la cuarentena, en Infobae.
BUITRES NACIONALES Clarín ataca la oferta del Gobierno porque tiene bonos de deuda
Sin que nadie pueda negar la multiplicación de índices críticos, en la Argentina y en el mundo, hay una coordinación editorial asfixiante para dar total supremacía a noticias económicas (muy por encima de cualquier novedad, buena o mala, en el plano de la salud), para replicar el diagnóstico sobre un agotamiento final causado por la cuarentena (es decir el Gobierno) y para el uso de las mismas palabras (será “letal” la continuidad de la cuarentena, tipean al unísono Kirschbaum en Clarín y Morales Solá en La Nación, el domingo).
Asimismo, este conglomerado mediático coincide en que lo peor que le podrá suceder al país es la cesación de pagos, lo que “obliga” al presidente Fernández y al ministro Guzmán a mejorar la oferta hecha días atrás, definida en uno y otro día, en una y otra página, en una y otra pantalla, como “hostil”, “agresiva”, “intransigente”, y hasta la más barrial “amarreta”.
Apenas hay variaciones en estos tonos desde el lunes 13, cuando González en Clarín puso en juego la imagen de un “cataclismo”. Y hubo aún figuras más arriesgadas, como la del jueves de Pagni en La Nación: los bancos tienen 18 mil millones de dólares que son parte de la cuenta de reservas del Banco Central, y avisa: “No vaya a ser que a alguien se le ocurra irse del sistema por miedo a la voracidad del Estado”. No aclara si esta amenaza es una ocurrencia personal o si se debe a alguna “fuente”, de las que acostumbran a poblar estas y otras piezas de “análisis”.
El emplazamiento al Presidente se expresó en otras maniobras, como la de La Nación el sábado, cuando un artículo sobre productos faltantes en un supermercado estimuló la reacción airada de algunos de sus seguidores al clamor de “Ya somos Venezuela”. Al día siguiente, Fernández Díaz recorrió películas para decir que Alberto Fernández, en lugar de ser un “empleado aquiescente” de una “patrona altanera”, es decir Cristina Kirchner, se erige como “nuevo dueño de casa”.
OFERTA A BONISTAS Las apretadas a Guzmán de los de adentro y los de afuera
De inmediato, la manifiesta incomodidad de la patronal mediática con la popularidad del Presidente y el apoyo a su estrategia lo lleva a avisar, con talante luctuoso, que la pandemia dejará líderes fortalecidos pero también “cadáveres políticos”.
El rechazo de los acreedores a la oferta de deuda fue anticipado holgadamente en títulos y notas bastante antes del anuncio del jueves, tras el cual la conclusión también unánime es que hay una sola forma de evitar la catástrofe del default: mejorar la oferta que hizo Guzmán, que debe abandonar su “inflexible actitud”, como tipeó el viernes Bonillo en Clarín, quien por supuesto no aclaró si eso es lo que le dictaron los propietarios del grupo que son, también, tenedores de bonos.
Muy enojados los columnistas de La Nación. Di Marco, cuya visibilidad en esa empresa crece notablemente, ensayó un pastiche en el que el riesgo de cesación de pagos es presentado como responsabilidad de una “clase política” que en 2001 festejó un default que “seguimos pagando”, tras lo cual desata su condena al impuesto a los multimillonarios, a la cantidad de empleados públicos y llega a embestirlo a Marcelo Tinelli, dada la etapa de hostilidades del conductor con la patronal clarinezca.
El intento de instalación del Presidente “autoritario”, el que hace todo como le da la gana, perdió ínfulas después de que la saturación de hace una semana no parece haber dado los frutos esperados. Es que hay una secuencia de ensayos con varias tácticas de hostilidad, que son abandonadas si no prenden en la manada, como pareció que sucedería en las ya lejanas semanas en que el eje era el “gasto de la política”. Por ejemplo, en estos días volvió la cantinela del Comando Sur contra los médicos cubanos, reproducida el viernes por Clarín e Infobae en términos idénticos.
ECONOMISTA FRANCÉS
— En Orsai (@EnOrsai) April 19, 2020
Impuesto a los ricos: la drástica idea de Pikettyhttps://t.co/I7fgNfE8fJ pic.twitter.com/76THAQpzsx
Infobae aportó más insumos para quienes exigen un acto de sinceramiento y que pase a llamarse InfoMiami: con firma de Dinatale, jugó el sábado la carta de un temprano aviso del “embajador” taiwanés en Buenos Aires a una supuesta funcionaria del Ministerio de Salud, sobre la magnitud de la pandemia y lo que había que hacer para contenerla. Por supuesto, la conclusión del suelto es que esta amistosa contribución fue despreciada por un gobierno que, como tecleó Miguel Wiñazki el sábado en Clarín, sigue ciega y torpemente a China. Es que, recordó Dinatale, Argentina, igual que la OMS, no reconoce a Taiwán como país. En suma, esta “denuncia” tiene como marco el ataque al organismo internacional de salud que consumó Donald Trump.
Que la pandemia es una realidad completamente excepcional e imprevisible es algo sabido a escala mundial. Entre tanta sorpresa se destaca la del redactor Liotti, de La Nación. El domingo 19.4 pone en boca de un “intendente” -sin nombre ni apellido- que el conurbano “estalla en mil pedazos” si el gobierno nacional no repite el ingreso familiar de emergencia.
Y luego confiesa su descubrimiento, muy parecido al que en su momento relató Mariano Grondona, cuando recordó cómo vió desde una ventana el paso de miles de personas que ni siquiera sabía que existían -así lo dijo- marchando a la Plaza para defender a Juan Domingo Perón.
Tras el pronóstico de cataclismo en el conurbano, Liotti descubre una “curiosa solidaridad de base”: las personas allí plantean una alta demanda de barbijos, tanto como la de comida, como si tuvieran cerebro y conciencia y pensaran en cuidar la salud individual y colectiva. Como ya lo dijeron “Les Luthiers”, aunque aplicado a otro ámbito: “Son seres pensantes, casi podríamos decir que son seres humanos”. agenciatimon.com