Domingo Cavallo, exministro de Economía del menemismo y la Alianza considera que la gestión económica de Cambiemos va en la dirección que él había recomendado.
Jueves 16 de febrero de 2017 | 17:51
En la anterior entrevista que le hizo APERTURA, en 2013, dijo que quien asumiera en 2015 debería hacer lo mismo que el gobierno de Menem en 1991. ¿El de Macri lo está haciendo?
Se está moviendo en la misma dirección: hacia una economía de mercado, con menor intervencionismo, mayores grados de competencia, más estable… Lo único que, a mi gusto, se mueven muy lentamente. No demuestran una gran convicción, como la que yo tenía como Ministro de Economía. Tampoco demuestran haberse preparado lo suficiente como para saber, exactamente, qué hacer en cada una de las áreas de gobierno. Y el liderazgo político de Macri es distinto al que proveía Menem. Hay una diferencia fundamental. Menem sabía cómo manejarse con los sindicatos, con los dirigentes políticos, con los gobernadores. En materia de gestión, no se metía. Confiaba. Dejó que el equipo que yo lideraba organizara la parte económica. Él daba respaldo sin pretender ser quien decidiera todos los detalles.
Y Macri, en eso, es diferente.
Aparentemente, él quiere ser su propio ministro de Economía. Quien decida no sólo la gran política, sino, también, la gestión en temas muy concretos y complejos, que son los económicos. Para mí, es un error. No lo digo con ánimo de criticarlo. Pero creo que podría tener una gestión más eficaz si confiara en sus ministros. Que les diera poder. Pero cada uno tiene su estilo. Yo apuesto a que, a Macri, le vaya bien. Pero entiendo, también, que las circunstancias políticas son bastante diferentes.
¿Por qué?
La híper y la recesión de 1989 y 1990 les abrieron los ojos a los argentinos. Tenía que haber resultados concretos y rápidos. Y, una vez que los vio, la gente brindó mucho apoyo. Tuvimos mucho respaldo popular entre 1991 y 1994 para hacer las reformas. Macri, en cambio, se enfrenta con una población que fue engañada durante 14 años. Pero que no terminó de desengañarse.
Es que no hubo crisis…
Hay una crisis latente. Lo que no hubo fue explosión inflacionaria o hiperrecesión. Entonces, le resulta más difícil. Y, además, Macri tiene consejeros políticos que lo asesoraron bien para llegar a ser presidente pero, en materia de gestión, siguen pensando en la próxima campaña electoral. Y deberían estar mirando hacia 2019, a cómo llegarán la economía y la percepción que la gente tenga, de ella y de la gestión.
¿Es un gobierno con ideas económicas pero no con un plan o programa?
Bueno, cuando digo que no estaban lo suficientemente preparados, me refiero a eso. En general, no tienen un plan. Ahora, por las declaraciones que hizo (Nicolás) Dujovne, me parece que se insinúa que tendrán una visión más integral y con mucho énfasis en la parte fiscal. Pero, aunque tengan las ideas, cada vez, más claras, les va a resultar difícil presentarlas, explicarlas y tomar decisiones complejas, dado que estamos, de nuevo, en un clima electoral.
¿Qué pueden hacer, entonces?
Lo interesante sería que aprovechen este año, en el que no van a poder tomar decisiones muy trascendentes, para tener preparado ese plan que falta. Y lanzarlo, inmediatamente, después de las elecciones, cualquiera sea el resultado. Deben animarse a adoptar medidas difíciles pero pensando que, a dos años, la gente ya vea que hay una transformación muy positiva de la realidad.
¿Se puede hacer política económica en la Argentina sin un ministro de Economía?
Si el Presidente, el Jefe de Gabinete y sus ayudantes aciertan en proveer una buena coordinación, a lo mejor, sí. Yo creo que es un poco más difícil que si tuvieran un ministro de Economía con convicciones, en el cual el Presidente confíe. Y que tenga, además, gran capacidad de comunicación. A lo mejor, con una actitud un poco más humilde y menos confrontativa, Dujovne logra convencer a Macri, a Marcos Peña, a Quintana y a Lopetegui –incluso, a los otros miembros del equipo económico– de que sus ideas son las adecuadas. Probablemente, el problema de Prat-Gay era que él no tiene la paciencia de persuadir respecto a sus ideas. Tenía que explicárselas a Quintana, a Lopetegui, a Peña y, recién entonces, a Macri. Eso lo hacía sentir incómodo. Me parece que, por personalidad, Dujvone hace una mejor contribución al funcionamiento de este equipo que quiere Macri. Ojalá sea así.
¿Usted fue “superministro” por el contexto o porque es lo que, realmente, se necesita para ejercer el cargo?
El gobierno de Menem necesitaba a una persona que jugara ese rol. En su primer año y medio, había nombrado a muchos funcionarios que no conformaban un equipo. Y ninguno le explicaba, con una visión integral y coherente, cómo salir de la crisis. Como canciller, cada vez que me preguntaba sobre economía, le explicaba qué pasaba, lo que yo creía que ocurriría y por qué. Eso lo convenció de que yo tenía el diagnóstico correcto y el plan que se necesitaba. Entonces, me adquirió mucha confianza y me dio mucho poder. Prácticamente, me dejó que yo nombrara a todos los funcionarios que, hoy, son los siete u ocho ministros del área económica, que en aquel momento eran secretarías.
Macri no siente esa necesidad.
Ojalá tenga razón. Y pueda, con la Jefatura de Gabinete, proveer esa coordinación, esa coherencia y esa capacidad de comunicación que debe tener quien quiere transformar la realidad. Pero, si porque las encuestas dicen que la gente no quiere que haya privatizaciones, se inhibe de solucionar algo que se resuelve con una buena privatización, se pone una restricción importante.
Hace poco, usted declaró que Jaime Durán Barba está conduciendo a Macri por el mismo camino que a Jamil Mahuad, derrocado presidente ecuatoriano cuyo gabinete coordinaba Durán Barba.
Tengo miedo de que su influencia sobre Macri sea como la que tuvo sobre Mahuad en su etapa de gestión. Si Jamil Mahuad tuviera que volver a gobernar Ecuador, estoy seguro de que no seguiría los consejos de Durán Barba, que estaba muy pendiente de las encuestas. Y, cuando uno se enfrenta al riesgo de una crisis grande –en el caso de Ecuador, era tremenda–, postergar decisiones, pretender medidas en dosis pequeñas, termina empujando a un callejón sin salida. Eso le hizo perder el gobierno a Mahuad. Espero que no sea el caso de Macri. Aparentemente, le presta mucha atención a Durán Barba en términos de estrategia electoral. Espero que no en materia de gestión.
Peña es un discípulo de Durán Barba.
Marcos Peña es un muchacho joven. Y los jóvenes pueden aprender mucho y rápidamente de la propia experiencia. Por supuesto, sería bueno que aprendan, también, de la de los demás.
Por un lado, dice que Durán Barba lleva a Macri por el mismo camino que a Mahuad. Por otro, que la Argentina resuelve sus problemas financieros con shocks inflacionarios. No es un muy alentador.
Durán Barba le contó a Macri la historia de Mahuad de una manera muy diferente a cómo yo la interpreto. Le dijo que perdió el gobierno por hacerme caso a mí. Totalmente falso. El único momento en que tomó alguna decisión como la que yo le recomendaba fue cuando ya no tenía poder: la dolarización. Que no benefició a su gobierno, sino a los que lo sucedieron. Es cierto que Durán Barba ayudó mucho a Mahuad a ganar la elección. Como lo hizo con Macri. Ahora, mi interpretación es que sus consejos no lo ayudaron a tener éxito en el gobierno. La suya, en cambio, es que Mahuad perdió el gobierno porque hablaba por teléfono conmigo. A lo mejor, está convencido de lo que dice. Vaya a saber.
El artículo original fue publicado en la revista Apertura, en su número 278. http://www.apertura.com/economia/Cavallo-Es-un-error-que-Macri-quiera-ser-su-propio-ministro-de-Economia-20170215-0004.html