El pasado 4 de enero apareció en Boletín Oficial de la República Argentina dos extraños acuerdos bilaterales de establecimiento de relaciones diplomáticas. Uno con las Islas Salomón y otro con la República de Nauru. Dos nombres desconocidos para el común de los mortales que pisan suelo argentino, pero no para los que conocen de Paraísos Fiscales.

Es decir Nauru y las Salomón son territorios de baja o nula tributación que, mediante normas específicas internas, garantizan la evasión con la ausencia absoluta de registros, formalidades y controles. Tal cual el caso de los Panamá Papers.

El documento firmado por todas las partes indica el establecimiento de relaciones diplomáticas y consulares, así como intercambiar representantes diplomáticos a nivel de embajadores. Peeeeero, ¿qué son estas dos repúblicas?

NAURU

La República de Naurú, es un estado de Micronesia, situado en el océano Pacífico central, que comprende una sola isla justo al sur de la línea del ecuador. Limita al sur con las ya mencionadas Islas Salomón.

Con el fin de potenciar su economía tras agotar los yacimientos de fosfato, Nauru se convirtió en paraíso fiscal en la década de 1990 a través ventajas fiscales y total confidencialidad de las operaciones bancarias. Hasta la entrada en vigor en 2005 de la actual normativa para combatir el blanqueo de capitales, Nauru había acumulado 70,000 millones de dólares sólo en activos provenientes de Rusia.

Entre las ventajas fiscales de la jurisdicción de Nauru, destaca la ausencia de impuestos sobre ingresos o ganancias del capital, exención de tasas sobre ventas propiedades inmobiliarias, sucesiones. Prácticamente no existen impuestos y tampoco existen acuerdos de doble imposición o intercambio de información fiscal con ningún otro estado.

ISLAS SALOMÓN

Islas Salomón es una monarquía parlamentaria dentro de la Commonwealth. La Reina Isabel II del Reino Unido es también reina de Islas Salomón, la cual es representada por el Gobernador General.

Algunos de los problemas que tiene el país son la corrupción, el déficit gubernamental, deforestación y control de la malaria. Es bajísimo el nivel de alfabetización en las islas.

La mayoría de la población depende de la agricultura, la pesca, y la silvicultura para por lo menos parte de su sustento. La mayoría de los productos manufacturados y el petróleo se deben importar. La desastrosa situación política no facilita el crecimiento económico.