Liberar todos los precios y permitir que las empresas prestadoras de servicios públicos fijen tarifas que cubran los costos de operación y de inversión

Desde la alianza Cambiemos, liderada por Mauricio Macri, siempre negaron ser neoliberales. De hecho, esquivaron durante la campaña mayores definiciones sobre política económica. Pero a poco más de dos meses de gobierno, la orientación económica no deja mucho lugar a dudas.

Por si no alcanzara con esto, el propio Domingo Cavallo, estrella del neoliberalismo en los 90 y comienzos del siglo XXI, como ministro de Carlos Menem y Fernando De la Rúa, brindó hace casi dos años, en su libro Camino a la estabilidad, un conjunto de recetas económicas que Macri y su equipo parecen estar siguiendo al pié de la letra. Veamos.

“Integrar la economía argentina a la economía mundial”, recomienda Cavallo, lo cual él mismo traduce como “remover todas las restricciones al comercio exterior (incluidas las retenciones sobre las exportaciones, a medida que se aprecie el tipo de cambio) y remover todas las restricciones a las transferencias de dólares al exterior y al acceso de la gente al mercado cambiario”. Listo.

“Normalizar la relación financiera con el exterior, aceptando las resoluciones judiciales sobre la deuda externa”. Adentro.

“Reducir fuertemente el Gasto Público”. Ahí están los despidos a empleados públicos (todos supuestos ñoquis, claro) y la baja de los subsidios.

“Eliminar todos los impuestos distorsivos”. Acá Macri se quedó a mitad de camino, porque no eliminó el Impuesto a las Ganancias, como recomendaba Cavallo, sino que apenas lo redujo, pero para compensar quitó por completo las retenciones a las mineras.

“Liberar todos los precios y permitir que las empresas prestadoras de servicios públicos fijen tarifas que cubran los costos de operación y de inversión y que produzcan una ganancia razonable”. Ya se viene el tarifazo de la luz, sumados al resto de los servicios públicos.

Si Prat-Gay se tomara un descanso, Macri ya tiene un reemplazo seguro.