LOS DÍAS DE RÍMOLO

Está condenada a cadena perpetua y ganó un premio literario

Silvina Prieto vive en el penal de Ezeiza hace 13 años y ganó el primer premio de crónicas “La Voluntad” organizado por Revista Anfibia, la Fundación Tomás Eloy Martínez y la editorial Planeta. Escribió un relato sobre los días de Giselle Rímolo, la ex de Soldán, en aquel penal.

Está condenada a cadena perpetua y ganó un premio literario

Andrés Brown Redacción En Orsai // Martes 03 de diciembre de 2013 | 15:37

 

Está condenada a cadena perpetua y ganó un premio literario
Silvina Prieto vive en el penal de Ezeiza hace 13 años y ganó el primer premio de crónicas “La Voluntad” organizado por Revista Anfibia, la Fundación Tomás Eloy Martínez y la editorial Planeta. Escribió un relato sobre los días de Giselle Rímolo, la ex de Soldán, en aquel penal.
Se llama María Silvia Prieto, tiene 46 años y está condenada a cadena perpetua por asesinato en la cárcel de Ezeiza, donde convivió casi un año con la falsa médica Giselle Rímolo, declarada culpable de homicidio culposo y ejercicio ilegal de la medicina.
Su trabajo “Crónicas tumberas” se llevó el primer premio y será publicado en un libro.
“Si no me río del lugar en el que estoy es difícil”, dijo cuando supo el resultado, en la Fundación Tomás Eloy Martínez.
El jurado conformado por la escritora Paula Pérez Alonso, el periodista y escritor Cristian Alarcón y los autores de La Voluntad: Marín Caparrós y Eduardo Anguita, acompañados por Ezequiel Martínez, presidente de la fundación, la saludaron y felicitaron. “Es un premio para Anfibia poder publicar esta crónica que va a estar online en media hora. Descubrimos una autora”, dijo Alarcón.
Silvina, que quedó finalista entre diez cronistas, fue escueta con las palabras. Agradeció y dijo lo que mucho no sabían: “Soy una persona que caí en cana a los 33 años. Hoy tengo 46”.  Actualmente tiene un regimen de salidas transitorias y quedará en libertad a mediados de 2015.
El Primer Premio de Crónicas “La Voluntad” es una iniciativa de la revista Anfibia junto con la Fundación Tomás Eloy Martínez, editorial Planeta y los escritores del libro que lleva el nombre del certámen. Surge con el horizonte de narrar "nuevas maneras de contar" sobre la situación social, política, económica, cultural de nuestro país. “Los diez trabajos que recibimos son una cartografía de la realidad del país", explicó Alarcón.
"Yo también sé lo que es estar en la cárcel" le habló a la escritora premiada mirándola a los ojos Anguita. Y agregó: "Fue emocionante enterarme, después de leer tu trabajo, que todavía estás en  la cárcel".
El primer premio es de 15.000 pesos y hubo nueve menciones, que recibirán 2.000 pesos cada una, con fondos provenientes de los derechos de autor de la actual reedición de los tres tomos de La Voluntad.
La crónica que escribió Silvina es sobre la llegada de Giselle Rímolo al penal de Ezeiza en 2004. “Esto lo hice en base a un personaje cholulo que llegó al penal de Ezeiza que es donde estoy yo”, explicó ante el público.
Consultada sobre si la protagonista de su texto había podido leer el artículo. “No sé si la leyó pero espero que se ría como me reí yo. Otra posibilidad es que me haga un juicio”, contó la ganadora a Infojus Noticias.
“Estoy en las nubes. No puedo bajar”, dijo. Además de dar entrevistas para distintos medios que asistieron a la presentación, Silvina estaba ansiosa por contarle a su madre que había ganado. “Me acompañó hasta acá pero no pudo subir las escaleras, entonces se quedó”, explicó.
No es la primera vez que Silvina se anima con la escritura. Ella junto con Liliana Cabrera encabezaron Ediciones Me muero muerta, una editorial cartonera y de soportes no convencionales que funciona dentro de la cárcel de mujeres. A partir de esta iniciativa y de los talleres que tomó presa Slvina empezó a escribir ficción: cuentos cortos de terror.
Aquí, un pasaje de la crónica publicada por Anfibia:
"Seguíamos con tanta atención la vida de la diva que no nos dimos cuenta de que ya estaba entre nosotras. La habían traído de incógnito y no la podían alojar en pabellones comunes porque transitaba un post-operatorio de una lipoescultura reciente. Así, vendada e inflamada, no podía mostrarse en público. Por eso, pasó su primera etapa en cautiverio en el centro médico de la unidad.
Giselle Rímolo contaba con un séquito que la seguía a todos lados. Aunque se trataba de amoldar a la vida tumbera lo mejor posible, nunca pasó desapercibida. Se cuidaba tanto en las comidas como en el más mínimo de los detalles de su imagen. Algunas de las compañeras hacían de estilistas, manicuras, cosmetólogas o psicólogas. En esta vida todo tiene un precio. Giselle lo pagaba sin chistar.
Cada vez que se duchaba, se generaba una ceremonia. Las estilistas entraban al baño a recuperar el pelo de las extensiones que, con el agua, se iba despegando. Con mucha paciencia lo secaban, peinaban y volvían a unir todo con la pistola de siliconas. Lamentablemente las uñas esculpidas no corrieron la misma suerte. Y sin embargo, ella no se resignaba jamás. Debía seguir mostrándose como una estrella: para su familia, su novio y los abogados.
Con Giselle, compartimos unos cuantos meses de ese fatídico 2004. Se fue un viernes, envuelta en un tailleur de reconocida marca de color rosa, que hacía juego con las uñas recién pintadas y el pelo medio ondulado. Nunca pareció una presa común, tampoco lo era, pero se encargó de no sobresalir demasiado".

Se llama María Silvia Prieto, tiene 46 años y está condenada a cadena perpetua por asesinato en la cárcel de Ezeiza, donde convivió casi un año con la falsa médica Giselle Rímolo, declarada culpable de homicidio culposo y ejercicio ilegal de la medicina.

 

Su trabajo “Crónicas tumberas” se llevó el primer premio y será publicado en un libro.“Si no me río del lugar en el que estoy es difícil”, dijo cuando supo el resultado, en la Fundación Tomás Eloy Martínez.

El jurado conformado por la escritora Paula Pérez Alonso, el periodista y escritor Cristian Alarcón y los autores de La Voluntad: Marín Caparrós y Eduardo Anguita, acompañados por Ezequiel Martínez, presidente de la fundación, la saludaron y felicitaron.

 

“Es un premio para Anfibia poder publicar esta crónica que va a estar online en media hora. Descubrimos una autora”, dijo Alarcón.

 

Silvina, que quedó finalista entre diez cronistas, fue escueta con las palabras. Agradeció y dijo lo que mucho no sabían: “Soy una persona que caí en cana a los 33 años. Hoy tengo 46”.

 

Actualmente tiene un regimen de salidas transitorias y quedará en libertad a mediados de 2015.

 

El Primer Premio de Crónicas “La Voluntad” es una iniciativa de la revista Anfibia junto con la Fundación Tomás Eloy Martínez, editorial Planeta y los escritores del libro que lleva el nombre del certamen.

 

Surge con el horizonte de narrar "nuevas maneras de contar" sobre la situación social, política, económica, cultural de nuestro país.

 

“Los diez trabajos que recibimos son una cartografía de la realidad del país", explicó Alarcón.

 

"Yo también sé lo que es estar en la cárcel" le habló a la escritora premiada mirándola a los ojos Anguita. Y agregó: "Fue emocionante enterarme, después de leer tu trabajo, que todavía estás en  la cárcel".

 

El primer premio es de 15.000 pesos y hubo nueve menciones, que recibirán 2.000 pesos cada una, con fondos provenientes de los derechos de autor de la actual reedición de los tres tomos de La Voluntad.

 

La crónica que escribió Silvina es sobre la llegada de Giselle Rímolo al penal de Ezeiza en 2004.

 

“Esto lo hice en base a un personaje cholulo que llegó al penal de Ezeiza que es donde estoy yo”, explicó ante el público.

 

Consultada sobre si la protagonista de su texto había podido leer el artículo. “No sé si la leyó pero espero que se ría como me reí yo. Otra posibilidad es que me haga un juicio”, contó la ganadora a Infojus Noticias.

 

Además de dar entrevistas para distintos medios que asistieron a la presentación, Silvina estaba ansiosa por contarle a su madre que había ganado. “Me acompañó hasta acá pero no pudo subir las escaleras, entonces se quedó”, explicó.

 

No es la primera vez que Silvina se anima con la escritura. Ella junto con Liliana Cabrera encabezaron Ediciones Me muero muerta, una editorial cartonera y de soportes no convencionales que funciona dentro de la cárcel de mujeres.

 

A partir de esta iniciativa y de los talleres que tomó presa Slvina empezó a escribir ficción: cuentos cortos de terror.

 

Aquí, un pasaje de la crónica publicada por Anfibia:

 

"Seguíamos con tanta atención la vida de la diva que no nos dimos cuenta de que ya estaba entre nosotras. La habían traído de incógnito y no la podían alojar en pabellones comunes porque transitaba un post-operatorio de una lipoescultura reciente. Así, vendada e inflamada, no podía mostrarse en público. Por eso, pasó su primera etapa en cautiverio en el centro médico de la unidad.

 

Giselle Rímolo contaba con un séquito que la seguía a todos lados. Aunque se trataba de amoldar a la vida tumbera lo mejor posible, nunca pasó desapercibida. Se cuidaba tanto en las comidas como en el más mínimo de los detalles de su imagen. Algunas de las compañeras hacían de estilistas, manicuras, cosmetólogas o psicólogas. En esta vida todo tiene un precio. Giselle lo pagaba sin chistar.

 

Cada vez que se duchaba, se generaba una ceremonia. Las estilistas entraban al baño a recuperar el pelo de las extensiones que, con el agua, se iba despegando. Con mucha paciencia lo secaban, peinaban y volvían a unir todo con la pistola de siliconas. Lamentablemente las uñas esculpidas no corrieron la misma suerte. Y sin embargo, ella no se resignaba jamás. Debía seguir mostrándose como una estrella: para su familia, su novio y los abogados.

 

Con Giselle, compartimos unos cuantos meses de ese fatídico 2004. Se fue un viernes, envuelta en un tailleur de reconocida marca de color rosa, que hacía juego con las uñas recién pintadas y el pelo medio ondulado. Nunca pareció una presa común, tampoco lo era, pero se encargó de no sobresalir demasiado".

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